A pesar de que dedicaba su vida al negocio, ese hombre pasaba por un mal momento. El país estaba en crisis y la caja de su comercio acumulaba más polvo que billetes. Se acercaban las Navidades y una nube de tristeza se posó justo encima de su corazón: no podría comprar regalos para su mujer y sus hijos, ni para sus padres ni hermanos… serían una fiestas muy tristes sin nada que dar a los demás. Pero antes de que cayera el chaparrón, un viento de creatividad alejó la tormenta y acercó una pregunta: “¿qué es lo mejor que les puedo dar a mis seres queridos?”.
En una calle nevada, llena de transeúntes con la nariz tan helada como sus bolsillos, apurados por las “obligatorias” compras navideñas, había un comercio cerrado, con un cartel en la puerta que decía: “Regala lo mejor de ti mismo: tu presencia”.
Felices fiestas para todos y que reciban un 2012 lleno de mucha salud, prosperidad y amor!
Ondina Patricia Pilca
Psicoterapeuta/Life coach
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