Después la Segunda Guerra Mundial, un joven piloto decidió hacer una peligrosa y larga travesía, utilizando un pequeño avión monomotor.
El reto era grande y requería de mucha energía y concentración.
Avanzado en su viaje, sus instrumentos comenzaron a comportarse en forma extraña y, al investigar, se dio cuenta que llevaba una rata en el avión, que estaba royendo los cables.
Esto causaba que los instrumentos dieran lecturas incorrectas, lo cual probablemente tendría como consecuencia que el piloto tomara decisiones equivocadas, que, en su posición, serían fatales.
En ese instante recordó algo que le había enseñado su instructor:
"Cuando encuentres ratas en tu vuelo, en vez de gastar tu energía y ponerte en peligro peleando con ellas, ¡Elévate!, elévate lo más que puedas. Las ratas no resisten la altura".
Algunas veces tenemos pensamientos y emociones que son como esas ratas.
Las ratas en muchas ocasiones solo son los fantasmas creados por nuestros miedos.
Solo toma distancia del suelo.
Tu pasión es la gasolina de tus sueños, úsala para mirar hacia lo que quieres y no te distraigas mirando hacia lo que no quieres.
Recuerda que puedes dirigir tus controles hacia un universo entero de posibilidades.
En vez de estar ocupado y preocupado con una rata, siéntete orgulloso de no dejarte sacar de tu rumbo.
Piensa que cuando llegues, no querrás recordar que te gastaste la mitad de tu viaje demostrándole a las ratas quién era el piloto.
Recordarás, una vez más, como supiste dejar atrás los obstáculos.
Vuela alto, tan alto como tus sueños, y cuando sientas los vientos y los peligros, no mires para abajo, siempre mira hacia arriba, porque ese es el sitio al que perteneces.
Feliz semana.
Con amor,
Ondina Pilca