Respeto por uno mismo... siendo lo que se es!
Un hombre fue invitado a comer en la mansión de unas personas muy ricas, y llegó al ágape ataviado con ropas modestas. Al instante, advirtió que los anfitriones eludían saludarlo y que los camareros evitaban servirlo. Como vivía cerca, corrió a su casa y se vistió con una túnica muy cara y lujosa. Así volvió al banquete, donde nadie había reparado en su ausencia.
A su regreso, los dueños de la casa lo recibieron cortésmente y los criados mostraron ante él grandes ademanes de respeto. Llegado el momento de la cena, aquel hombre se quitó la túnica y la arrojó en medio de los manjares.
-¿Por qué haces eso? -le preguntaron extrañados los anfitriones.
-Ha sido mi túnica y no yo la que ha recibido vuestro respeto y atenciones. Que sea ella la que se quede a comer.
Dicho lo cual, aquel hombre abandonó aquella casa.
Cuento sufí