“Solemos hablar de valores, de respeto a nuestros mayores, a la madre
tierra, solemos hablar de ser ejemplos de bien y de ser solidarios: Ya no
hablemos… Seamos”
La verdad es que estamos viviendo momentos muy difíciles… y más difícil
lo hacemos con nuestras actitudes hacia nosotros mismos y hacia los demás. Como
expresa el pensamiento introductorio… hablamos mucho y poco ponemos en
práctica.
La hostilidad al prestar cualquier servicio… cualquiera… se hace cada
vez más presente, en medio de un ambiente de incertidumbre y angustia! No es necesario trabajar en una empresa de
servicio para atender con amor a las necesidades de otros… servimos cuando ponemos
atención a las demandas de los que nos rodean y no nos quedamos pendientes solo
de nuestros problemas y de resolver lo que nos afecta de manera individual.
Dejamos de prestar un servicio de amor, cuando no devolvemos una llamada
o contestamos un mensaje… Cuando tenemos la solución en nuestras manos para
apoyar a otros y no lo hacemos, porque no podemos detenernos en nuestra carrera
por completar nuestras tareas. Es hostilidad no prestar atención a una
conversación que el otro necesita sostener, solo para sentirse escuchado. Cuando
ofrecemos dar o entregar algo en un momento determinado y no cumplimos y ni
siquiera ofrecemos una disculpa.
“El respeto al ser humano es reconocer a otros como un verdadero otro”
Andamos robotizados. Hemos.Hemos dejado de ver al otro, de sentir al otro, de respirar al otro… y
después nos quejamos de nuestra desolación… y por supuesto como todo comienza y
termina por mi… pues esa es la misma falta de atención que tenemos con nosotros
mismos.
“No me quejaré, simplemente no regresaré”.
Anónimo
¿Y cuanta gente se va nuestro lado sin quejarse, pero
sabiendo que no hay nada que buscar en nosotros, porque no los escuchamos, porque
no los entendimos, porque no los comprendimos y no regresan?
¿Cuántas oportunidades perdidas, por no detenernos a
escucharnos o a escuchar a lo que la vida nos quiso decir?
Quedándonos dormidos, en la queja y viendo como pasan
cosas cada vez más duras a nuestro alrededor, no creo que estemos apoyando
mucho a la difícil situación por la que estamos pasando.
Si bien es cierto, que escapa de nuestro control las
soluciones políticas y sociales… creo que si podemos hacer un hermoso trabajo
individual que impacte en lo colectivo, a través de la toma de consciencia de
nuestras actitudes, nuestras maneras de responder a los demás, estando atentos
a las necesidades ajenas y volviendo a lo “humano” para sensibilizarnos y
apoyarnos mutuamente.
Creo que el mejor trabajo que nos toca a cada uno es
detenernos y generar un espacio de consciencia, donde nos podamos cuestionar
que estamos haciendo, como lo hacemos y desde que parte de nosotros lo hacemos…
si lo hacemos por necesidad o por amor a los otros… si colocamos en los demás
nuestras frustraciones y deseos no cumplidos, o si estamos buscando en otros lo
que no hemos sido capaces de darnos a nosotros mismos.
“El
fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de
la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la
paz”.
Madre
Teresa de Calcuta
Volvamos nuestro corazón a la fuerza de nuestro Poder
Superior, al silencio interno, a la oración, a la fe y al amor que nos llevara
a lo humano, a prestar un servicio verdadero a los demás en lo que sea que nos
desempeñemos y en nuestra vida diaria… el amor… inevitablemente nos llevará a
la PAZ: pero este… es un trabajo individual!
Hasta nuestro próximo encuentro
Ondina
Patricia Pilca
Psicoterapeuta/Coach
profesional
@ondinapilca