Como ciudadana de este país
y en el momento histórico en el que estamos viviendo, me siento preocupada por
el grado de violencia en el que nos estamos manejando y que está dejando en
evidencia, nuestros más profundos defectos de carácter: rabia, ira, impotencia,
agresión verbal y física, angustia, etc., producto de la disfuncionalidad y el
grado de dependencia emocional que tenemos como país, y que nos hace escuchar
desde la emoción y no ver la realidad.
Comencemos por dar la definición de Dependencia Emocional que significa
relacionarse destructivamente. Es la necesidad extrema de carácter afectivo que
una persona siente, y la traslada a su mundo relacional.
Dependencia por definición significa estar subordinado a una persona o
cosa. Hay muchas formas de dependencia, dependencia económica, dependencia a un
objeto adictivo, dependencia a un trabajo, a una ideología, etc.
Qué es lo que
el dependiente demanda? Lo que el
dependiente busca constantemente, lo que demanda es amor.
Su comportamiento siempre persigue el mismo fin:
lograr la aprobación y el amor del otro sin importar los costos que ello
represente. La
persona con dependencia emocional prioriza las necesidades de otros a las
propias, así los deseos y pedidos de los demás son más importantes que lo que
él/ella quiera o desee. No sabe o no puede decir que no. Siempre va a
buscar satisfacer a los demás aún a costa de su propio deseo y de sus propias
necesidades que no reconoce.
Si Venezuela
fuese un paciente, al que yo tuviese en consulta, comenzaría por tratarla como
dependiente emocional… ya que, sin generalizar por supuesto, tenemos
tendencia al fanatismo, a buscar satisfacción y llenar nuestras carencias de
todo tipo con algo de afuera y nos quedamos en el discurso en lugar de evaluar
las acciones.
El amor… y
aquí no hablo del amor tonto… hablo del amor que genera bienestar propio y
bienestar a los demás, no se da con lástima, ni es una dádiva… el amor se actúa,
se evidencia, se palpa en las acciones y en los resultados… es como el marido
maltratador… uno le dice a la persona maltratada… ¡Oye… no ves que te esta
pegando y el dependiente responde… si pero el me dice que me quiere!
Obviamente
comienzo de lo macro… para luego irme a lo micro, a lo individual, ya que soy
fielmente creyente de que los cambios más importantes se generan de lo
individual a lo colectivo.
En mi opinión
particular, el discurso que siempre hemos escuchado como país es el
ofrecimiento de la casa, la escuela, la cancha y el salario y ahora la
seguridad… y a mi juicio… no veremos cambios contundentes, si seguimos apoyando
el discurso de que si tenemos eso, veremos la transformación… porque en el
fondo ese mensaje es similar al de “No crezcas, no te responsabilices por ti
mismo, para que siempre estés aquí y dependas de mi, como estado”
¡No
necesitamos solo educación… necesitamos recursos internos!
Ciertamente el
estado se debe ocupar de proveernos de todas esas cosas, pero no es una dadiva,
no es un regalo, no es un favor… es su deber… no tengo que subordinarme a el
para poder recibirlo… el problema esta en que existe mucho analfabetismo
emocional, y mientras más creamos que algo de afuera va a venir a hacernos
felices, nos vamos frustrando cada día más y esto genera rabia, codicia,
envidia… porque si como persona me siento sin recursos internos con los cuáles
enfrentar los grandes temas de la vida, violento, mato, maltrato, hago trampas,
paso por encima de los demás, no respeto y me transformo en un ser
profundamente egoísta, producto no de no tener educación, ni bienes materiales…
producto de la insatisfacción y del resentimiento!
Ahora hablando
de lo individual… ¿Cuándo vamos a crecer?... y crecer significa hacerme cargo
de mi y de mis emociones y de lo que he creado… y de eso no se puede ocupar
ningún gobierno… de eso nos tenemos que ocupar nosotros!
Por ejemplo:
Hablando de la
violencia… si tengo un hijo violento, algo mal he hecho yo como padre… no es
posible que la respuesta a esto siga siendo… “Es que el me salió así”… si los
niños nacen perfectos… entonces la causa de tanta violencia, aparte del
discurso violento que impacta en la inmadurez emocional de los habitantes de
este país… también son las madres que están más preocupadas por la plancha del
cabello, los aparatos de ortodoncia, las uñas acrílicas y los implantes, por no
nombrar otras cosas… y yo me pregunto… ¿De que vale tener un apartamento
hermoso, si el edificio se me esta cayendo encima? ¿De qué vale repetir todas
las mañanas “Yo, Ondina soy la hija de la fortuna y de la suerte… cuando tengo
una hija de 15 años que busca el amor en el sexo, expuesta a enfermedades y con
la promesa de continuar el ciclo de maltrato y abandono, teniendo un hijo a esa
edad?
Como reflexión
final… y dejando claro que estas si son las cosas de las cuáles nos tenemos que
ocupar de manera individual, hago las siguientes preguntas:
¿Qué hacemos
con nuestros resentimientos, con nuestras culpas, con la impotencia, con la
rabia, con nuestras incongruencias? Porque de todas ellas si nos tenemos que
ocupar nosotros… no vendrá nadie a llevárselas como por arte de magia, no hay
fórmula para la felicidad posible, que no parta del reconocimiento de que
estamos en un país emocionalmente enfermo y que hasta que no haya un plan de
gobierno que incluya al SER, lamentablemente seguiremos en detrimento
colectivo.
Ondina Patricia Pilca
Coach profesional/ Psicoterapeuta
www.ondinapilca.com
@ondinapilca