Hace
poco me comenzó un dolor en el pecho, al cual no quise escuchar… en principio,
porque las distracciones diarias, el trabajo, las ocupaciones, etc…no me dejaron
el tiempo, y en segundo lugar porque en el fondo sabía que para superarlo, tenía
que enfrentar una situación que iba a remover mi mundo emocional.
Por
no haberme detenido a conectarme con ese dolor y comprender el mensaje que me
traía, vino una anécdota con mucho más volumen para que me detuviera a
reflexionar: fui víctima de un robo en el metro de Santiago. Me quitaron la billetera
con toda mi IDENTIFICACIÓN, la venezolana y la chilena, además de un montón de
recuerdos familiares. Luego del susto y las denuncias, me detuve a tratar de
comprender haciéndome las preguntas necesarias: ¿qué me estaré robando a mí
misma? ¿Tiempo? ¿Descanso?... jamás asociaría el dolor del pecho, con el robo,
pero me decidí a emprender mi búsqueda sobre el significado de ese dolor.
Pues
me encontré con la gran sorpresa, de que el dolor en el pecho es un llamado a
resolver un tema emocional con la IDENTIDAD, con la familia y la vulnerabilidad
herida. Como no quise escuchar el dolor, pues me enfrenté al robo de mis
cédulas de identidad… ¿Más claro?
Cuando
uno toma la decisión de hacer las cosas distintas a como las han hecho los de
su clan familiar, inevitablemente se mueven cosas: críticas, juicios,
indiferencias, exclusiones… y en otros aceptación, conformidad y fluidez… En mi
caso reinó lo primero en la mayoría de mi familia, y era un duelo que no había
querido enfrentar.
Al
hacerlo consciente el dolor disminuyó, pero sé que me queda un trabajo por
hacer, para perdonar y liberar a los que
no estuvieron de acuerdo con mi cambio de país, de vida y de estado civil.
Duele… pero hay que enfrentarse a los opositores, aunque sean miembros de tu
propia familia, porque tenía que escoger entre quedarme para lograr aprobación
e inclusión familiar, en una vida que no se parecía en nada a mí, o salir del
clan para cumplir mi sueño y construir mi propia vida.
Tal
vez yo sea espiritualmente la encargada de romper con muchas enfermedades
emocionales de mi árbol genealógico… no lo sé con certeza, pero si esto
contribuye a sanarlo, pues seguramente la vida continuará enviándome sus mensajes.
No
recuperé mi documentación, tuve que renovarla… y aquí hay otro mensaje: No
puedo emprender mi nueva vida, con mi vieja identidad.
Gracias
a esa señora mayor, con cara de ángel que robó mi billetera… hasta los que
aparentemente nos hacen daño, tienen su función espiritual en nuestras vidas!
A
leer pues las anécdotas para trascenderlas!
Hasta
pronto
Ondina Patricia Pilca
Psicoterapeuta/Life coach
Móvil: +56956536191