Ondina Pilca

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28 de febrero de 2018

¿En quién se va convirtiendo la mujer con los años?


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En esta oportunidad, quise comenzar por hacerle honor a mi nombre, ONDINA. No porque necesite reafirmar nada, ni por cuestión de EGO. Simplemente porque a través de los años he aprendido que ciertamente los nombres, influyen de alguna manera en la personalidad.
Nunca lo había hecho de forma escrita. Creo que siempre conté la leyenda de Ondina para explicar el significado de mi nombre, pero nunca lo honre, por ser único, especial, con un lado de luz, otro muy oscuro y especialmente marcado.
"Las ONDINAS son las hadas que custodian los lagos y las lagunas. Tienen su origen en la mitología nórdica. Son similares a las náyades.
Y sus principales cualidades son: la belleza.
una cabellera larga, húmeda y hermosa.
En segundo lugar, su atracción por los hombres a quienes seducen cuando se acercan a las aguas que habitan. Pueden hipnotizarlos de tal manera que hacen naufragar sus embarcaciones. Aman las perlas.
Según la mayor parte de las leyendas, la función de las ondinas es cuidar el tesoro de los barcos hundidos a la espera de sus dueños.
Otros mitos y leyendas hablan de casamientos entre hombres y ondinas que abandonaron el agua. Ellas pueden vivir bien fuera de la misma, pero deben habitar en una zona próxima al mar o la playa para que su vida sea feliz.
Son las ondinas las que tienen mayores posibilidades de adaptarse a una vida terrestre".

Dicen que los nombres tienen alguna influencia en la personalidad. Yo creo que es cierto. Por ejemplo en mi caso, yo crecí con la historia de Ondina en mi cabeza y en mi corazón, y de alguna forma me identifiqué con ellas.

Hoy en día me considero una mujer madura, inteligente, valiente, que ha superado muchas taras emocionales, complejos, obstáculos, y luchas internas. Como dijo mi última psicóloga: Eres una sobreviviente de un río tempestuoso llamado VIDA, en el cual aprendiste a navegar solita y con tus propios recursos. Tuve muchos sueños, unos cumplidos, otros abandonados y otros por cumplir. Siempre navegué por ese rio, con mi mejor sonrisa, mi mejor postura, y mi mayor seguridad, aunque por dentro fuera todo lo contrario.

A pesar de ello; hoy reconozco que el navegar por ese río revuelto, en una pequeña balsa y con muy pocos recursos, fue lo que me hizo desarrollar la valentía, el hábito de intentarlo y fracasar para intentarlo de nuevo, buscar ayuda las veces que sea necesario, ser responsable desde muy temprana edad, explorar las miles de vías para llegar a mí misma, ser autodidacta en la mayoría de las disciplinas que hoy aplico, y sobre todo esa capacidad de navegar en corrientes tranquilas, y también en aguas turbulentas.

Hoy reconozco el haberme atrevido a vivir, a pesar de las circunstancias y de lo poco o mucho que tenía. Creo que mi mayor riqueza siempre estuvo dentro, en esa hada llamada ONDINA, que desde su esencia también me enseño a sobrevivir en tierra, cuando tantas veces se quiso ahogar en esas aguas profundas y revueltas de la vida.

Creo que una mujer puede convertirse con los años, en una mujer hermosa, elástica, sutil, rápida en sus movimientos y que puede cambiar rápidamente, para adaptarse a los diferentes movimientos que tiene el mar de la vida.

O puede convertirse en un ser inflexible, seco, rígido y poco adaptable a las mareas altas y bajas, de toda experiencia terrenal.

Todo depende de lo que le toque vivir, lo que le toque trabajar internamente o lo que se atreva a descubrir de ella misma.

No sé en realidad si el mito de Ondina ha influido de manera directa en mi historia personal. Pero me encantaría volver al agua, a cuidar los tesoros de barcos hundidos y esperar a sus dueños, para entregárselos, con profundo amor.

Tal vez este fue el verdadero regalo de mi nombre: de alguna manera un terapeuta encuentra un barco hundido y cuida sus tesoros, para luego entregárselos a su dueño.

¿Será que al menos viviré muy cerquita del mar para ser muy feliz?

Hasta pronto!

Ondina Patricia PIlca
Psicoterapeuta/Lifecoach
www.ondinapilca.com

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