Ondina Pilca

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9 de abril de 2025

Todos somos adictos a algo o a alguien

 

“Todo ser humano tiene su lado oscuro y su lado de luz. En realidad, podemos decir que en todos nosotros conviven el adicto y el libre, la cobardía y el valor, la mezquindad y la generosidad, la crueldad y la compasión… La sombra psicológica es todo aquello que rechazamos de nuestra psique y que relegamos al inconsciente; contiene los aspectos secretos de nuestra naturaleza, que deseamos ocultar de nosotros mismos y de los demás. Adoptamos conductas adictivas para anestesiarnos contra el conflicto de estas cualidades opuestas que luchan por manifestarse.

El hecho de explorar la sombra y de atreverse a reconocer, acoger e integrar nuestro lado oscuro no nos hace débiles, sino integrales. Y lo cierto es que en el camino de la recuperación de una adicción resulta imprescindible atreverse a observar esta cara oscura.

Mirar hacia donde más nos duele es el camino de la integración. Cual guerrero iniciado, el adicto tendrá que mirar y enfrentar, tarde o temprano, todo aquello que ha rehuido tantas veces a través de la sustancia o conducta adictiva. Y al mirarlo, podrá reconocerlo como parte de sí mismo, al tiempo que se sabrá como algo más grande que la mera adicción. El reconocimiento actúa a modo de imán: todos los trozos que habían quedado dispersos vuelven a ser reunidos en una unidad que los integra. Y sucede que esta unidad, una vez integrada, es más que la suma de sus partes.

El terapeuta es, en este proceso, una figura clave: como compañero en el viaje del autodescubrimiento, será testigo del significado vivencial que tiene la adicción para el cliente. Y en ese atestiguar, ambos, terapeuta y cliente, asisten a un espacio profundo de sanación en el que la culpa da lugar a una aceptación profunda y amorosa de lo que fue y es”.

Escuela de Desarrollo Transpersonal Española EDTe

 

Quise compartir con ustedes esta lectura introductoria, ya que parte de mi trabajo terapéutico a estado orientado a acompañar a las personas que sufren, sobre todo de dependencias emocionales, que también pueden ser llamadas “adicciones”.

“Soy verdaderamente independiente mientras tenga una relación”, dijo una mujer que ha estado involucrada con varios hombres con problemas emocionales, y otro tipo de problemas y conflictos. El pensamiento oculto es este: “No me siento feliz viviendo con esta persona, pero no creo que pueda vivir sin ella” (lo que también sucede con muchas otras adicciones), se quiere salir de algo que se sabe dañino para uno, pero no estamos seguros de poder vivir sin ese algo. El proceso de una salida sana, puede ser complejo y requerir tiempo, pero es mucho más difícil vivir atrapada(o), en una adicción o dependencia.

 

Podemos volvernos dependientes de nuestros amantes, cónyuges, amigos, parientes o de nuestros hijos. Nos volvemos dependientes de su aprobación. Nos volvemos dependientes de su presencia. Nos volvemos dependientes de la necesidad que tienen de nosotros. Nos volvemos dependientes de su amor, aun cuando creemos que nunca recibimos su amor; creemos que no somos dignos de ser amados y que nadie nos ha amado nunca de una manera que satisfaga nuestras necesidades.


Lamentablemente, la gente busca ayuda, cuando está lo suficientemente harta, generalmente muy tarde, y deseando una solución mágica. Y un viaje de autodescubrimiento y sanación, requiere de acompañamiento amoroso, tiempo, paciencia, compromiso y voluntad de hacerse cargo, aunque existan resistencias.

 

Si te sientes identificada(o), con este tema, busca ayuda, el tema no pasa por cambiar al otro (que es la lucha interminable de un dependiente emocional). Lo único que hay que cambiar es la mentalidad.

 

Ondina Patricia Pilca

Terapeuta transpersonal/ coach profesional

www.ondinapilca.com

 


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