Ondina Pilca

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1 de septiembre de 2009

¿Sentirse solo o estar desolado?

Por Ondina Patricia Pilca

La soledad es un sentimiento que se nos hace presente en varios momentos de la vida bajo diferentes matices.

A veces estamos solos… a veces estamos o nos sentimos desolados… ¿la diferencia?... la soledad es buena cuando necesitamos poner orden en nuestras vidas, en aquellas circunstancias que nos obligan a cambiar de ruta; en aquellas, que se nos hace necesario hacer un alto para tomar decisiones importantes o para “remodelar” nuestros espacios de “insatisfacción”.

Por el contrario, cuando se está desolado… se vive buscando llenar esa desolación (sin conseguirlo) con todo lo que pueda venir de afuera a llenar ese espacio muy incómodo por cierto, en donde nada parece satisfacer nuestras necesidades de afecto, reconocimiento, amor, etc.

En la actualidad tenemos una “urgencia” de rescatar el respeto y la solidaridad como fenómenos que dan cuenta de una necesidad de retorno a la búsqueda de unión y cooperación, distintivos y necesarios como auténticamente humanos.

Objetivamente la desolación total no existe, entendiendo por esto que la persona nunca se encuentra totalmente aislada o incomunicada, es una sensación interna de vacío acompañada de un “sin sentido”.

No obstante hay momentos en la vida en los cuales uno se encuentra desolado. Por ejemplo, en los albores de la juventud, en circunstancia de ir abandonando la infancia, en ese sentimiento de que alrededor no hay nada, que el vacío que circunscribe al cuerpo es abismal, a veces solo suele encontrase una mano de otra persona con quien llorar el terror que produce esta desagradable sensación.

Crisis, decisiones personales y diferenciaciones con los otros, nos ubican también, al borde de esos abismos en que la mano salvadora que se encuentra, solo suele ser la convicción de que esto es un estado pasajero que se ha elegido pasar, para poder avanzar mejor en la vida.

Cuando se deja de compartir las vivencias, afecto, forma de ver el mundo, la angustia por las pérdidas es la mejor semejanza que se tiene para saber que se ha sentido en los momentos del nacimiento en donde arrojados a un mundo desconocido y hostil nada se sabe, de que se trata ni que vendrá, sabiendo que no se es arrojado sino que es una decisión de nacer hacia algo nuevo por que el mundo anterior ya queda pequeño y asfixiante… únicamente aceptando este estado, es que se puede volver a caminar, y en esta ocasión por los propios medios y con las propias decisiones.

Como adultos estamos solos en lo que compete a la responsabilidad de nuestras vidas.
Siguiendo con la denominación anterior podemos mencionar soledades parciales tales como: de pareja, laboral, de amigos, de nido vacío, de lugares de pertenencia etc.

Ahora bien, esto nos lleva irremediablemente a la pregunta sobre si ello seria sentirse desolado o estar solo y como reaccionaremos frente a esto.

Muchas veces, en el afán de no sentirnos desolados llenamos los espacios de actividades y de gente, lo que no necesariamente redunda en dejar de sentir esa sensación, el reencuentro con ella, luego de percatarnos que nada de ello nos llena… suele ser más patético, más duro y con más daños a nuestro mundo interior.

Otras veces la invasión de reclamos hacia los otros lleva a empeorar la situación por el rechazo que esto produce en los demás.

También puede suceder que se está acompañado físicamente mediante vínculos dañinos y destructivos o por lo menos no gratificantes, empeorando nuestra salud física, mental y hasta espiritual.

Es importante realizar un llamado a la reflexión sobre la posibilidad de disfrutar de determinados momentos de soledad.

Resulta apropiado señalar que hay instancias de cambios y cuestionamientos externos y/o internos, en los cuales se está solo y sentirse así es adecuado y por demás saludable!

Todo esto nos hace cuestionar el término soledad como algo estrictamente negativo. El flexibilizar nuestra mirada nos permite ahondar en nuestras creencias a los fines de considerar que podemos contar o encontrar a alguien que nos acompañe y que si bien no siempre encontramos satisfacción en algo o alguien en particular, siempre podemos hacer algo con esto… hacernos cargo como adultos de nuestra SOLEDAD!

Y tú… ¿Te encuentras solo(a) o desolado (a)?

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