Ondina Pilca

MI BLOG

26 de abril de 2015

LA HERIDA


"Mi padre no venía en el listín telefónico de mi ciudad;
mi padre no dormía con mi madre en casa; 
a mi padre no le importaba si yo estudiaba piano;
a mi padre no le importaba lo que yo hacía;
Y aunque mi padre era apuesto y yo lo amaba y me preguntaba: 
por qué me había dejado sola tanto tiempo,
tantos años de hecho, pero mi padre me hizo como soy... una mujer solitaria 
sin un propósito, igual que fui una niña solitaria sin ningún padre.
Caminé con palabras, palabras y nombres... nombres.
Padre no era una de mis palabras.
Padre no era uno de mis nombres"
Diane Wakoski
"The father of My Country"


Para muchas de las mujeres el origen de sus más profundas heridas tiene su origen en una deficiente relación con el padre.
La imagen que tienen de sí mismas, su identidad femenina, su relación con lo masculino y su manera de funcionar en el mundo suele estar maltrecha.
Bajo el el barniz del éxito o satisfacción, se encuentra su yo herido, el desespero oculto, los sentimientos de soledad y aislamiento, el miedo al abandono y al rechazo, las lágrimas y la rabia.
Primero hay que reconocer las heridas, luego comprenderlas, y por último aceptarlas para que se pueda activar la compasión y el perdón, consigo misma y con ese padre ausente.

¡No sigamos reclamándole a otros, nuestras memorias de dolor... es hora de hacernos cargo!

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