Por: Ondina Patricia Pilca
"Me siento terriblemente agotada, es como un cansancio de años. Siento que nada me entusiasma y la sensación es de estar muy estancada, a pesar de que sigo haciendo muchas cosas. Ayer discutí fuertemente con mi marido, a pesar de que el conflicto no era mío. Yo no tenía nada que ver con lo sucedido. Tal vez mi hábito de querer arreglarlo todo, de sentirme responsable por los sentimientos de los demás, y tratar de convencer a los demás de sus errores, me llevó a esa situación tan agotadora para mí.
Como siempre (y como es costumbre desde que era una niña), me fui en silencio a mi habitación, sin reclamar, sin comunicar como me sentía, con la rabia y la impotencia por dentro, y por supuesto, no me pude dormir, fue una de las tantas largas noches en vela, haciéndome preguntas, generando estrategias para escapar de todo, llanto en silencio, emociones reprimidas.
Y así... inicié un nuevo día... agotada... pero hay que continuar".
Quise compartir en este artículo, parte de una conversación sobre un hecho real en consulta, porque lo que hay de fondo aquí, es un trabajo profundo con una niña que tal vez en su infancia, se sintió profundamente abandonada, emocionalmente hablando.
Generalmente, nos encontramos internamente con un conflicto entre el agradecimiento por todo lo que hicieron nuestros padres, la culpa por sentir que no fue suficiente o faltó algo, y aceptar que al igual que todos los seres humanos, tuvieron sus fallas, hicieron lo que pudieron con lo que sabían y podían, pero cometieron errores, de los cuales ahora, SOMOS NOSOTROS, los que debemos hacernos cargo.
Las consecuencias emocionales de las carencias de infancia son muchas. Entre ellas: Baja autoestima, ansiedad y estrés, depresión, dificultad para expresar emociones de manera saludable, y sentimientos de soledad y aislamiento.
Escenas como la del inicio de este artículo, se pueden repetir en nuestras vidas, porque este abandono emocional, trae también en nuestras relaciones: dificultades para formar relaciones saludables, miedo al abandono (por lo cual se aceptan muchas cosas inaceptables), dificultad para establecer límites, y codependencia, entre otras.
Además, al no mirar y acompañar esa parte nuestra que se sintió abandonada y descuidada en lo emocional, somatizamos con enfermedades crónicas, problemas de sueño, y un sistema inmunológico debilitado.
Dificultades para la concentración, establecer objetivos y metas, dificultad para disfrutar de actividades y sentimientos de desesperanza y desánimo.
De todo esto se desprende la importancia de BUSCAR AYUDA.
Te invito amorosamente a hacerlo, y tal vez tomar uno de estos aspectos con los que te sientas identificada y comenzar a trabajarlo con tus propias herramientas... asegurándote de solicitar apoyo en el momento en el que sientas que no puedes sola.
¡¡¡Manos a la obra!!!
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