Ondina Pilca

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10 de agosto de 2018

El maltrato laboral o mobbing

En el año 2015, llegué a Chile solo con la intención de pasar tres meses de verano junto al que en ese momento era solo mi pareja, entre Venezuela mi país de origen y su país natal.

En aquel momento, me encontré con la propuesta de matrimonio, que hizo que me quedara y planificara una nueva vida en el último rincón del mundo.

En Venezuela yo era profesional independiente. Tenía un consultorio, ponía mis horarios y planificaba mi tiempo y mis actividades, entre consultas, talleres, cursos, sesiones vía Skype, etc.

Por supuesto al llegar a Chile, tuve que buscar maneras de producir, ya que por supuesto no podía pretender ser y hacer lo mismo que fui en mi país.

Tuve la suerte de entrar en una pequeña empresa familiar, donde pude desempeñarme en un área que dominaba, pero en la que hace mucho tiempo no trabajaba, que es el área de Recursos Humanos. Al comienzo fue fascinante, ya que no existía como tal el departamento, y una de mis grandes fortalezas es dar forma, crear estructura, ordenar, etc. Y así comenzó mi trabajo de hormiguita.



Hoy a casi ya tres años de eso, me doy cuenta que las leyes laborales en Chile como que aún se encuentran en la época de la dictadura. La verdad es que se le da más valor al cumplimiento de la jornada laboral, que a la productividad que pueda dar un empleado.

Por eso uno observa gente tan mal humorada en los trabajos, creo que tiene también mucho que ver el mal servicio que en la mayoría de los negocios te prestan, porque es gente que recorre distancias muy largas para poder llegar a sus trabajos, personas estresadas y a las que de paso, no les alcanza el sueldo para nada, puesto que vivir en Chile es muy caro.

De hecho, podemos comprenderlo mejor en el siguiente artículo:

"Largas jornadas de trabajo pero escasa productividad. Así pueden interpretarse, para el caso de Chile, los resultados del Informe de Perspectivas de Empleo 2015 dado a conocer ayer por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde).
Según el documento, Chile es el quinto país -entre 38 contemplados en la medición- con mayor cantidad de horas trabajadas en promedio en un año. La medición, señala que en el país se trabajan, en promedio, 1.990 horas anuales. Es decir, los chilenos tienen una jornada laboral de unas 166 horas al mes o 7,5 horas diarias, de lunes a viernes, sin contabilizar fines de semana. En todo caso, es la primera vez en cinco años que el país redujo su jornada media anual por debajo las 2.000 horas.

La lista es encabezada por México, con un total de 2.228 horas al año por empleado, seguido de Costa Rica, con 2.216 horas, y Corea del Sur (2.163). El promedio Ocde alcanza las 1.770 horas. En el extremo opuesto se ubicaron Alemania (1.371 horas), Holanda (1.425) y Noruega (1.427).

Según el informe, los países con jornadas menos extensas presentan mayores niveles de productividad combinados con una fuerza laboral más numerosa, lo que se traduce en un mejor reparto del trabajo(...)"

Y aún continúa en el mismo puesto, si no me equivoco.

El maltrato laboral es más que evidente, hay acoso de los jefes, persecución por cumplimiento del horario, cero empatía ante problemáticas propias de un ser humano: enfermedad, muerte de un familiar, tener hijos pequeños, etc.

En este sentido juzgo que Chile, se encuentra aún en pañales. Incluso en los beneficios de los trabajadores, y en la manera como desperdician el talento del personal, porque para nada lo cuidan.

Recién se esta discutiendo la ley del Teletrabajo en Chile, pero que pone de manifiesto la desconfianza de los jefes, al dejar los empleados sin supervisión. 

Así pues, creo que ha pesar de nuestra crisis y de mi ignorancia ya que hace mucho tiempo que no trabajaba en empresas, en los últimos 18 años en mi país, siento que en Venezuela si vivimos lo que más se acerco al modernismo laboral, y que disfrutamos de muchos beneficios que nos hicieron crecer y madurar, como empleados.

Nos hace falta reflexionar sobre esto, porque no sucedería si hubiesen empleados que aguantaran menos y denunciaran más.



Hasta la próxima.
Ondina Patricia Pilca

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