Ondina Pilca

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14 de marzo de 2019

El movimiento feminista y la mujer (...4x4)


La Mujer 4x4

Mujeres 4x4. Así les digo popularmente a las mujeres que hacen de todo al mismo tiempo, creyendo que pueden con todo. Unas todo terreno con doble y triple tracción. Hechas para vencer cualquier obstáculo tal cual como las camionetas o vehículos rústicos.

Conozco algunas que se llenan de orgullo al reconocerlo y hasta lo toman como si se les estuviese entregando un trofeo. La verdad es que esa capacidad para coordinar tantos ámbitos vitales con cierta eficiencia es digno de admiración, consideración, respeto y muchas veces hay que quitarse el sombrero.   


Hijos, marido, casa, trabajo, diligencias varias, escuela de los niños, médico, estudios, ocupaciones varias -que les pertenecen a otras personas-, y un largo etcétera llevado con la gracia de un malabarista, es la viva estampa de la mujer de muchos de nuestros países latinoamericanos.


Nos podemos sentir muy orgullosas


Es un hecho. Pero si continuamos así terminaremos: desgastadas, cansadas, enfermas y sin vida propia, producto del mal sueño, mal comer, cargar con problemas propios, ajenos y producidos por nosotras mismas. Un montón de gente dependiendo de nosotras.

No resta mucho tiempo para diversión, disfrute o relax propio porque siempre hay algo más urgente/importante. Una sensación de culpa permanente cuando no te ocupas de alguien porque no puedes o porque no quieres.


Casi todas las mujeres latinoamericanas, venimos de madres 4x4


Muchas de estas madres eran solteras, o divorciadas, o viudas, o con maridos ausentes de las responsabilidades del hogar, que solas le “echaron pierna” a la vida.

Otras casadas, pero encargadas al mismo tiempo de todo el quehacer doméstico y laboral, sin más ayuda que sus propias manos y pies. Y lo lograron. Ese matriarcado social, donde todo gira en torno a la mujer echada para adelante, que casi anda en caballo, usa una capa, corona, espada y escudo, es lo que nos ha perseguido siempre.

Si venimos de allí es lógico copiar el modelo. Y entonces sentimos tipo normal que la pareja no se involucre en las “cosas de las mujeres”. Y cuando se meten reciben el mensaje “esto no es asunto tuyo”, aunque la queja de que es muy pesado llevar todo a cuestas, existe y es real.

En uno de nuestros talleres sobre Empoderamiento Femenino, una chica confesaba que a ella le hubiese gustado mantenerse trabajando como vendedora y vivir sola, que era lo que hacía hasta que su madre murió. Su padre y sus hermanos -todos grandes-, al quedar solos, le pidieron a ella que volviera a la casa a encargarse de la limpieza y el orden, porque “la mujer es el pilar del hogar”. Me llamó la atención que ella estuviera de acuerdo con sacrificar su vida personal por irse a cuidar y dar de comer a hombres perfectamente capaces de mantenerse a sí mismos. Lo peor es que la frase “la mujer es el pilar del hogar” ¡era suya! Convencida de tal afirmación, al pronunciarla le brillaban los ojos, al mismo tiempo que expresaba que con ello se sentía necesaria e imprescindible. Creo que está más que clara la manipulación emocional en juego.

Pienso que las mujeres para poder avanzar, debemos ser un poco más humildes reconociendo que solas no podemos, que necesitamos repartir las cargas porque no es justo llevarlas sin el apoyo de los que conviven con nosotras, que tenemos que aprender a pedir  y dejar de ufanarnos de ser unas 4×4.

De eso se han aprovechado muchos en el pasado y en el presente. Ya basta.

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