Sin embargo, al hacer el recorrido por esos archivos, pudiéramos releerlos y recordar mientras lo hacemos, a que nos llevó cada uno de ellos, qué cambios hicimos a partir de esos eventos, y en quiénes nos hemos convertido internamente a raíz de todos ellos.
Este 2019 fue sin duda un año de mucho movimiento externo, que dio cuenta de lo que esta sucediendo con nosotros los seres humanos.
Es evidente que necesitamos transformarnos de adentro hacia fuera, y para que haya ese verdadero cambio, tiene que haber un mayor nivel de consciencia, que nos empuje a actuar de otra manera en nuestro diario vivir.
Debemos animarnos a mirarnos y a comenzar a amar lo que encontremos dentro, porque es la forma de aceptarnos y desde allí comenzar el cambio que requerimos. Creo que todo lo que nos ha sucedido, nos lleva a la conclusión (para los que estamos un poco más despiertos en espiritualidad), que seguir actuando desde el mismo lugar de percepción, nos esta llevando a una guerra interminable, queriendo que todo lo de afuera cambie, en carreras agotadoras persiguiendo el "éxito", en competencias desleales y la lucha por el "poder" de dominación de unos contra otros.
Hacen falta individuos más unidos a las leyes espirituales, para que puedan actuar desde el amor y no más desde el miedo. Padres más conscientes de que la única misión importante al decidir tamaña responsabilidad, es ser felices y trabajar sus asuntos no resueltos, para poder criar adultos más libres, sanos emocionalmente, satisfechos y que puedan también brindar felicidad y sobre todo libertad a los suyos.
Hace falta empresarios con más entrenamiento emocional, empatía, solidaridad y cuidado de los empleados que hacen posible que ocupen ese rol en la sociedad. Más justicia para los que tienen la necesidad de un empleo para el sustento de los suyos.
Empleados más conscientes de que "aplastar" a los otros, para lograr sus fines, no significa ser "proempresa", es sencillamente ser una muy mala persona, y que simpatizar con los dueños o jefes, no es garantía de que les irá mejor que los que cumplen su trabajo y dan lo mejor de sí.
Hace falta presidentes más humildes. Que sepan que ejercen ese cargo, para estar al servicio de los pueblos y no al revés. Son gerentes de los países, y no fueron puestos allí para enriquecerse y aplastar a quienes necesitamos que nos procure bienestar y un buen pasar por este mundo 3D.
En fin, lo que les puedo desear a todos, es que tengamos el suficiente amor propio para adentrarnos en cada una de las batallas que nos traerá sin duda el 2020 y la suficiente humildad para saber que muchas de ellas serán imposibles de ganar, y por lo tanto hay que retirarse y soltar.
No les voy a desear lo típico que se suele recitar como de memoria, todos los años. Solo les voy a desear que busquen caminos para ser felices y tener sobre todo PAZ interior, sea cual sea la batalla que les toque vivir.
Que tengan un 2020, donde no todo sea bueno y maravilloso, ya que es lo más frustrante e irreal en lo que nos podemos enfocar, sino un año en donde reine la madurez emocional para seguir creciendo, cambiando y sobre todo ser más conscientes de quienes somos en realidad, todos hijos de Dios, y herederos de todos sus atributos.
Un buen 2020 para todos, aprendiendo a ser tolerantes, a desarrollar la confianza y eliminar los juicios y las críticas hacia los demás, comenzando a vernos en lugar de seguir poniéndole el ojo a lo de afuera, para crecer en una falsa autoestima, queriendo tener "razón" y no siendo FELIZ.